martes, 22 de septiembre de 2009

YO SOY EL SEÑOR


Con estas palabras sencillas y solemnes el Señor dio sus mandatos en la antigua Ley. Yo, el Señor.

Y ella sigue siendo tambien en la Ley Nueva el titulo de su dominio sobre nosotros, de su dominio sobre mí: ¡El es el Señor!

Si el sentido profundo de esta palabra penetra hasta el fondo de mi alma:

¡El Señor! Mi Señor!

Señor mío por tantos títulos:me sacó de la nada: todo mi ser suyo es: yo soy su creatura.; me redimio de la esclavitud del pecado, el yugo ominoso que me marcó desde el momento en que fui concebido: en pecado nací, pero El fué mi Redentor y me libro de ese vergonzoso cautiverio; me marcó con un sello indeleble en el día de mi bautismo: me hizo entonces suyo por un nuevo título; me ha hecho su tabernáculo viviente, cuando en el día de mi primera comunión, tomó posesioón de mi alma, convertida en su trono; me rescató de nuevo, y tantas veces, cuando el demonio me había sujetado de nuevo a su yugo por el pecado; El es real y verdaderamente mi Señor.

Y yo, criatura suya, posesión suya, quiero reconocer de nuevo, voluntariamente, ese dominio suyo:

Sí, Señor, Tú eres mi Señor.

Tienes sobre mí todos los derechos.

Puedes disponer de mí a tu voluntad.

Como quieras, Cuando quieras.

Yo besaré reconocido tu mano, si quiere herirme con el dolor, si quiere purificarme con el sufrimiento, lo mismo que cuando venga a alentarme con la alegría.

Aceptaré gustoso tus disposiciones.

¡Tú eres el Señor!

¡Yo soy tu creatura!

jueves, 17 de septiembre de 2009

SOLO UNA COSA ES NECESARIA



Sólo una cosa es necesaria. Es la verdad eterna quien lo dice.

Marta, la hermana de Lázaro y de María, andaba solícita y turbada, ocupada en atender a mil pequeños detalles.María, entre tanto, sentada a los pies del Maestro, escuchaba la divinas enseñanzas.

Marta se queja; pide la ayuda de su hermana.Y Jesús le responde:

"Marta, Marta, muy solícita estás, y te turbas con muchas cosas. Y, sin embargo, sólo una cosa es necesaria".

Y esa única cosa necesaria es la que olvido yo muchas veces.¿Cuaál es?

Servir a DIOS. Sí, servir a DIOS,que es mi principio y mi fin.

¿En que me ocupo...?En mis libros..., en mis estudios..., en mis tareas..., en mis juegos y diversiones..., en mis negocios...Bella ocupación, ciertamente, y muy útil para mi vida.

Pero, y DIOS, el Unico necesario...?

Me acuerdo de El...?

Mientras leo, me acuerdo alguna vez de mi DIOS...?

Cuando estudio, pienso alguna vez en mi DIOS...?

Si trabajo, trabajo por mi DIOS...?

En mis diversiones, no me aparto de mi DIOS...?

En mis negocios, no me olvido de mi DIOS...?

Si así es, busco lo único necesario.
Si no es así, qué busco...?

Infeliz de mí!

Porque llegará un día, que quizás no esté muy lejano, en que me encontraré con ese Unico necesario... pero no para poseerlo, sino para...perderlo y para llorar eternamente su pérdida.



Todavia es tiempo de buscarlo.

El se deja encontrar de los que lo buscan.

Y no abandona nunca a quien no lo abandona.

Dichoso yo si lo poseo.

Dichoso si escucho, como María, sus palabras, que son palabras de verdad y vida.

martes, 15 de septiembre de 2009

¿DE DONDE ERES?


Es necesario hacer un alto en mi camino. No puedo seguir así, ignorante de mi origen, inconciente de mi destino.

Quiero pensar hoy en esta pregunta sencilla, al parecer, pero que, sin embargo, encierra el secreto de toda mi vida: ¿De donde vengo?

!DE DONDE VENGO¡


!Vengo de Dios¡ La fé y la razon se aunan para enseñármelo.

Vengo de Dios: Este espiritu que me alienta,soplo es de su omnipotencia,don de su inefable amor...
Vengo de Dios: El es mi autor, mi Dueño, mi Padre...
Vengo de Dios: nobleza de mi origen , que me obliga a la correspondencia.
Criatura de Dios: de El dependo, Siempre, en todo, en todas partes.
No he visto, acaso, la hoja del árbol, que se desprende de El y vuelva alegre, entonando el canto de su emancipación y de su libertad? Pobrecilla! desde ese mismo momento, privada de la savia vivificadora, comienza a ser la hoja muerta¡
Tal soy yo cuando desconosco mi dependencia,cuando olvido mi condicion de criatura de Dios.
Criatura de Dios: "Oh dulce pensamiento, que anega el alma en celestial ardor"
Criatura de Dios: qué título para alegar ante El, para pedir su auxilio: Tuyo soy, Señor, Tú no abandonaras la obra de tus manos!
Criatura de Dios: El que es mi origen, es tambien mi destino.
De Dios vengo. Hacia Dios voy.
"Para mi gloria te crié", dice el Señor.
Y yo, le busco...? Le amo...?
Me averguenzo, por ventura, de ser suyo...?
Reniego de su dependencia...? la encuentro dura...?
Oh! entonces no he gustado cuán suave es el Señor, cómo es de dulce su yugo y ligera su carga!
¿Y eso por qué?
Porque no he rcibido ese yugo, ni aceptado esa carga con amor; porque no lo he mirado a El como a mi Padre, porque no le he considerado como al único que busca mi bien, mi verdadero bien, el único bien que puede saciar mis anhelos íntimos de felicidad segura y eterna.
Vengo de Dios. Voy hacia Dios.
"Me críaste, Señor, para Ti, y mi corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti".

miércoles, 8 de julio de 2009

HAZ QUE YO VEAS

HAZ QUE YO VEA


Esa era la petición de Bartimeo, el ciego de Jericó.
Llena de confianza en el poder de Cristo.
Nacida del fondo del alma: porque sentía íntimamente
la miseria de su ceguera.
Nada le importaba la multitud que rodeaba al Maestro.
Nada le importaba que quisiera hacerle callar.
No: él se haría oír! Y eso bastaría: porque –estaba seguro de ello-
Jesús no se haría sordo a su súplica.
Había oído decir tantas cosas buenas de El!
Sí, sí, bastaría que Él le oyese.
Y gritaba más y más alto cada vez.
El le curaría. Cómo saltaba ya de gozo en su esperanza!
El le curaría, y vería…Ah! Cuántas cosas deseaba ver!

Jesús le oyó.
Y bartimeo, el ciego, abrió los ojos, y vió.

Maestro, que yo también vea. Esa es también mi petición.
Yo necesito ver, porque…yo también soy ciego!

Ciego, no para las cosas de la tierra: cuánta veces las veo demasiado!
Pero si ciego para las cosas de mi alma, para las cosas del cielo.
Necesito, Señor, tu luz: esa luz que penetra hasta lo más recóndito del
Alma, que ilumina las más oscuras tinieblas.

Que yo ve señor:
Mi pasado: para llorar de corazón mis extravíos. Son tantas veces
Que he transitado por las sendas oscuras de la perdición y el pecado!

Mi presente: para conocerme tal cual soy delante de Ti. Tal vez ese
conocimiento me causara temor: porque encontrare tantas cosas que no
sospechaba o que había ya olvidado. Pero ese conocimiento será, al
Mismo tiempo, el principio de mi salvación.

Mi futuro: para prever, Señor, para defenderme, para encaminar mis
pasos por senderos de luz, por esos senderos por donde caminas Tú, luz
verdadera que ilumina a todos los hombre de buena voluntad.

Que yo te ve siempre a ti, Señor; que te ve en todas partes y en todos
los momentos.

Y que viéndote, te siga, como te siguió Bartimeo, cantando tus alabanzas.
Siguiéndote a ti nunca caminare en tinieblas.

martes, 7 de julio de 2009

HISTORIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

HISTORIA DE LA DIVINA MISERICORDIA
A partir del año 1930, esta especial devoción se empezó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de Sor Faustina (Santa María Faustina Kowalska). El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso, que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar.
Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor infinito de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos – especialmente a los más pecadores.
El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin mucha educación o preparación que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. En el año 1938, aún antes de la muerte de Santa María Faustina, ya se comenzaba a esparcir la devoción a la Divina Misericordia.
No importa que tan grandes sean nuestras faltas, Dios nos ama a todos… y Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. Así pues, podemos resumir fácilmente esta devoción… pide su Misericordia… sé misericordioso… confía completamente en Jesús…
La devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios misericordioso. Más que una devoción, es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.
Las prácticas de Misericordia que Santa Faustina propone en su diario están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz está firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.
Hay dos versos de las Escrituras que debemos tener en cuenta mientras nos involucramos en estas prácticas de Misericordia…
“Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos de mí…” (Isaías 29, 13)
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia…” (Mateo 5, 7)
Las prácticas de Misericordia reveladas a Santa Faustina nos fueron dadas como “instrumentos de misericordia” por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo, pero no son suficientes por sí solas. No es suficiente que nosotros colguemos la imagen de la Divina Misericordia en nuestros hogares, que recemos la Coronilla todos los días a las 3 de la tarde, y recibamos la Comunión el domingo después de la pascua. Nosotros debemos mostrarnos misericordiosos con nuestro prójimo. El mayor requisito de esta devoción consiste en poner la Misericordia en práctica… de ser misericordiosos…

Algunas de las revelaciones de Nuestro Señor a Santa Faustina son…
“Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte” (Diario 742).
Así como lo mandan los evangelios “Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso”, piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo “siempre y en todo lugar” parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible. “Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas” (Diario 1074).
¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo? Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. Él le dice a Sor Faustina, “en estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia” (Diario 742). Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.
Si pedimos la Misericordia de Nuestro Señor, confiamos en su Misericordia y vivimos llevando y esparciendo su Misericordia, nunca escucharemos decir, “sus corazones están lejos de mí”, sino que veremos realizada en nosotros la hermosa promesa de Jesús, “bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia…”

lunes, 6 de julio de 2009

EN TU PRESENCIA

EN TU PRESENCIA


Señor, en tu presencia vengo hacer mi oración.
Mi fe te mira aquí presente, porque Tú todo lo llenas.
Estas en todas partes, para que en todas partes yo te busque,

En todas partes te encuentre,
En todas partes te conozca,
En todas partes te tema,
En todas partes te alabe,
En todas partes te ame,

Estás dentro de mí para darme y conservarme el ser;
Estás delante de mí para guiarme;
Estás detrás de mí para defenderme;
Estás debajo de mí para sostenerme;
Estás sobre mí para bendecirme;
Estás a mi lado para acompañarme;
Estás siempre conmigo para inspirarme, para fortalecerme,
Para trabajar conmigo.

En tu presencia vengo, Señor, a hacer mi oración.
Haz que ella sea sencilla, humilde, sincera.
Sencilla como la súplica del niño.
Humilde como la petición del pobre.
Sincera como la oración del publicano.

Aquí estoy, Señor, en tu presencia;
Pobre ante el rico;
Enfermo ante el médico;
Débil ante el omnipotente;
Pecador ante la santidad infinita.

Quiero postrarme reverente para adorarte.
Quiero que mis pensamientos todos sean para Ti.
Que para Ti sean todos mis deseos, todos mis afectos, toda
mi voluntad, todo mi entendimiento.
Y que mi oración, sencilla, humilde y sincera, sea, Señor,
para gloria y alabanza tuya.

Así sea. Amen.

¿SON IDOLATRAS LOS CATOLICOS?

¿Es verdad que los católicos adoran imagenes?


"¡Los católicos adoran estatuas!" A pesar de que este reclamo es ridículo, la gente continúa haciendo esta acusación. Dicen que porque los católicos tienen estatuas en sus iglesias y oran delante de ellas, están violando el mandamiento de Dios: "No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto" (Ex 20, 4-5). "Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro" (Ex 32,31).
Este trabajo va a examinar los argumentos fundamentalistas de orden contra la antigua practica cristiana de usar imágenes y proveerá una respuesta bíblica a estos argumentos, mostrando la evidencia en las Escrituras para esta práctica.
Primero señalaremos que es correcto advertirle a la gente contra el pecado de la idolatría. Pero la acusación de que los católicos son idólatras porque tienen imágenes de Cristo y los Santos es completamente incorrecto, estando basados en un malentendido o ignorancia de lo que dice la Biblia sobre el propósito y el uso (ambos buenos y malos) de estatuas.
El escritor anticatólico Loraine Boettner, en su libro Catolicismo Romano, declara que es un pecado tener estatuas porque "Dios ha prohibido el uso de imágenes en la adoración" (pag. 281). Muchos protestantes abrazan esta afirmación y sin embargo si ellos "estudiaran las Escrituras" (Jn 5,39) encontrarían que la verdad es exactamente lo opuesto.
Aun cuando no queda ninguna duda de que Dios condenó la adoración de estatuas, hay que decir que El nunca condenó el uso de estatuas en la adoración. Pero aun mas, ¡en realidad El recomendó su uso!
Dios dijo que las hagamos
Mientras que los protestantes y otros citan Éxodo 20,4-5 para reforzar su acusación a los católicos "adoradores de estatuas" ellos se olvidan de numerosos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas "...con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio" (Ex 25, 18-20).
David le dio un plano a Salomón "para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño" (1Cro 28, 18-19). Cabe notar que todo esto estaba dirigido de acuerdo a las Escrituras divinamente inspiradas. Ezequiel 41,18 describe a imágenes grabadas en el templo, "estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras".
El uso religioso de las imágenes
Durante una plaga de serpientes El envió a castigar a los malvados israelitas, Dios le dijo a Moisés: "hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará" (Núm. 21, 8-9).
El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas.
Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona o la cosa que representa. De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.
Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran especialmente útiles para la instrucción de los analfabetos. Muchos protestantes tienen ellos mismos cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el proposito de enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer. Los católicos también usan para conmemorar algunas personas y eventos, muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias protestantes. Si uno midiera a los protestantes con la misma regla entonces usando estas imágenes "grabadas", ellos estarían practicando la "idolatría" que ellos acusan a los Católicos de practicar. Pero el hecho es que no hay actos de idolatría en estos casos. Dios prohíbe la adoración de imágenes, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas, puesto que esas también son imágenes.
¿Qué hay sobre la genuflexión?
A veces los anticatólicos citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas : "no te inclines delante de ellos". Puesto que muchos Católicos se inclinan o arrodillan frente a las estatuas de Jesús y de los Santos, los anticatólicos confunden la veneración legitima a una imagen sagrada con el pecado de idolatría. La realidad es que Deut 5,9 no le ayuda al argumento de los anticatólico.
Primero, recordar que si bien es cierto que la genuflexión puede ser usada como una postura en la adoración, no toda genuflexión es adoración. Por ejemplo, en Japón es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el equivalente de dar la mano en occidente). Obviamente no se hacen ningún tipo de adoración en esto. El católico que se arrodilla frente a una estatua cuando ora no esta adorando y ni siquiera orándole a la estatua más que el protestante que esta arrodillado con una Biblia en sus manos cuando ora esta adorando u orándole a la Biblia.
Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando, cosa que queda demostrada por el hecho de que, años después, cuando le empezaron a adorar (y hasta le dieron un nombre, "Nehushtan") como un dios-culebra, el rey justo Hezekiaah lo hizo destruir (2 Reyes 18,4).
¿"Escondiendo" el segundo mandamiento?
Otros cargos hechos por los Protestantes es que la Iglesia Católica "esconde" el segundo mandamiento. Esto porque en el Catecismo Católico el primer mandamiento es; "No tengas otros dioses aparte de Mi" (Ex 20,3) y el segundo es: "No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios" (Ex 20,7). Argumentan que los católicos han eliminado la prohibición de la idolatría para poder justificar su uso de las estatuas religiosas.
Pero esto es falso. El hecho es que, los católicos simplemente agrupan los mandamientos de manera diferente de lo que los Protestantes han hecho tradicionalmente y los han abreviado para facilitar su memorización.
Que tal abreviación les resulta razonable también a los Protestantes se demuestra por la traducción que ellos mismos hacen del Mandamiento del Sábado como: "Recuerden el Sábado para mantenerlo sagrado", aunque el texto actual del mandamiento es bastante largo: "Recuerda el día de descanso, para mantenerlo sagrado. Trabajaras seis días, pero el séptimo día es dedicado al Señor tu Dios, ese día no harás ningún trabajo tu o tus hijos, tus criados o tus criadas o tu ganado o tu jornalero que este en tu propiedad, porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó ; por eso bendijo el Señor el día Sábado y lo hizo sagrado" (Ex 20, 8-11). Martín Lutero reconoció que las declaraciones : "No tendrás otros dioses delante de Mi" (Ex 20,3) y "No te hagas ningún ídolo o figura ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra" (Ex 20,4) son en realidad dos partes de un mismo mandamiento y las abrevió a "No tendrás otros dioses delante de Mi". El catecismo de la Iglesia Católica explica que " la división y la enumeración de los mandamientos han variado en el curso de la historia. El presente Catecismo sigue la división de los mandamientos establecidos por San Agustín, la cual se ha hecho tradicional en la Iglesia Católica. Lo mismo sucede con la confesión luterana. Los patriarcas griegos han hecho una división un poquito diferente que se encuentra en las Iglesias Ortodoxas y las Comunidades Reformadas. (CCC 2066).
Algunos anticatólicos usan Deut 4,15-18 que dice "...tengan cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer..." y tratan de usar este texto para "probar" la prohibición de estatuas o imágenes.
Hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la hechura de estatua o imágenes de varias criaturas (ejemplo : ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con propósito religiosos (Cf. 1Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2Cro 3,7-14). ¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos protestantes dirán que esto esta mal porque Deut 4 dice que Dios no tiene forma, por tanto, no deberíamos tratar de hacer imágenes de El. ¿Pero, en realidad, Deut prohíbe esta clase de imágenes del Señor?.
La respuesta es NO
Al comienzo de su historia en Israel estuvo prohibido hacer representación de Dios porque El no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas hubiesen hecho representaciones de Dios, quizás se hubiesen visto tentados a adorarle en la forma de un animal o algún objeto natural (ejemplo, un toro o el sol) de la misma forma en que alaban tales imágenes los paganos que los rodeaban.
Pero después Dios si se reveló bajo formas visibles como Daniel 7,9 : "Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente". Los protestantes hacen descripciones del Padre bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las profecías del Antiguo Testamento.
El Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos dos formas visibles -aquella de una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16 ; Mc 1,10 ; Lc 3,22 ; Jn 1,32)- y como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los Protestantes hacen uso de estas imágenes (especialmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos episodios bíblicos y cuando usan solapines del Espíritu Santo o cuando colocan emblemas de paloma en sus autos.
Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la humanidad un icono de si mismo. Pablo dijo "El es imagen (en griego: ikon) del Dios invisible, el primero nacido de toda creación". Cristo mismo es el "icono" divino e intangible del Dios invisible e infinito del universo. Leemos de los Magos que cuando "entraban a la casa vieron al niño con María su madre, y cayeron al suelo y le adoraron. Luego abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra" (Mt 2,11).
El fondo del asunto es que los protestantes también usan todo tipo de imágenes religiosas: retratos de Jesús y otros personajes bíblicos aparecen en una miríada de Biblias, libros de ilustraciones bíblicas, joyas, polos, stickers, cartas postales, CDs, y escenas del pesebre. Cristo es simbólicamente representado por medio del símbolo del ictus -el emblema del "pez"-, popular entre los evangélicos americanos.
El sentido común nos dice que, puesto que Dios se ha revelado en varias imágenes, y especialmente en Jesucristo Encarnado, nos damos cuenta que no es malo que nosotros usemos imágenes de estas formas para fortalecer y profundizar nuestro conocimiento y amor a Dios. Ese es exactamente el propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos: ellas son imagen que representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales.
La idolatría condenada por la Iglesia
Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y consistentemente al pecado de idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros Padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos :
El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes sagradas, y de iconos, dijo: "El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idolatra, Cristo Nuestro Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día ultimo`. Esta promesa, sin embargo, no la hizo sólo a ellos , sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero mal abandonaron la verdadera forma de razonar ... y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos satánicos... Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes) no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados".
El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría "adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en ellos" (p. 374).
El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que "la Escritura constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven". Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus adoradores "aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos" (Sal 115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el "Dios viviente" (Cf. Josué 3,10 ; Sal 42,3) que da la vida e interviene en la historia".
"La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una tentación constante en contra de la fe. La idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. .... La idolatría rechaza el Señorío único de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.
"La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.
"La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios" (CCC 2112-2114, citando Orígenes, Contra Celso 2:40).